
Pau Figuerola Rovira, de 65 años, oriundo de L’Espluga de Francolí (Tarragona) y párroco de L’Espluga Calba (provincia de Lleida, pero diócesis de Tarragona), era sacerdote desde 1893. Al estallar la revolución se refugió en casa de la familia Pons, donde le fue a buscar un grupo de milicianos, asegurando que no lo matarían a cambio de dinero.
Pero de madrugada volvieron y se lo llevaron. Cerca de Vinaixa le hicieron bajar del coche y lo mataron después de haberlo hecho sufrir. En medio de los gritos de dolor decía su jaculatoria preferida: «¡Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío!». Le dispararon muchos tiros en las piernas y lo quemaron.
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Si le dispararon muchos tiros en las PIERNAS, es para que no pudiera huir.
Luego le quemaron VIVO.
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