La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, hizo aprobar, en la comisión de gobierno del pasado 26 de noviembre, una subvención de 60.000 euros a la Fundación Codespa-Cataluña.
Todo parecería normal sino fuera por la Fundación Codespa tiene como presidente de honor a Felipe VI. Y su presidente es Manuel Herrando Prat de la Riba, tiene un hermano gemelo muy significado en el mundo eclesial. La Fundación tiene una profunda relación con un famoso «Instituto secular»; que a su vez tiene relaciones con miembros de CDC, ERC, y diarios digitales separatistas.
Pero bueno, el que quiera que estire del hilo. O sino que le pregunte a Jorge Borràs Avellana, que es uno de nuestros mejores investigadores en prácticas. Por cierto, si estira del hilo acabará descubriendo qué rocambolesca relación tiene todos esto con el follón de las Aigües Ter Llobregat (ATLL) o los conciertos de los colegios que «segregan» por sexo en Cataluña.
El Llop.
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somatemps.me 
Esta señorita es una burguesa de tomo y lomo (justamente lo que muchos, entre los que yo me encuentro, nos gustaría vivir y morir; y entre medias, disfrutar)
Ni por su familia, ni por su educación, ni por sus amistades «de toda la vida» esta es anti nada.
Lo que ha pasado es que por una parte ha querido vivir la vida de los hippies del siglo XXI (complejo de Peter Pan: querer seguir siendo una niña pequeña ); y por otra que ha llegado a la edad de merecer (ésto es, de asentarse y comportarse como la adulta que es) y no sabe ganarse la vida. -tampoco ha querido hacer el trabajo que hacen los emigrantes, porque ella no ha estudiado media carrera para limpiar báteres-
En cuanto ha podido, se ha agarrado a la teta de las subvenciones y de las asociaciones…pagadas obligatoriamente con dinero de todos los trabajadores (trabajadores de los de verdad); y encima adquiere un título de nobleza (de la nobleza progresista del siglo XXI, no la de sangre o la del mérito): es superior a todos nosotros porque la niñata es antisistema, anti deshaucios, anti taurina, anti…
Veremos a qué escuela va a mandar a su hijo Luca: no me extrañaría nada que a los jesuitas de Sarrià. Aunque también está en la mirilla el internado estadounidense al que la Infanta Elena mandó a su hijo, a ver si aprende a hablar estadounidense con acento nativo.
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