
En Perú, las guerrillas realistas de Ica, Huamanga y Huancavélica, se desarrollan tras el repliegue del ejército de La Serna a su bastión de la Sierra. En el año de 1823 la creciente reputación de las armas reales lograron la adhesión de los pobladores de Tarma, Huancavelica, Acobamba, Palcamayo, Chupaca, Sicaya y muchos otras ciudades y villas de la Sierra Central peruana, el mismo virrey intervino en la organización de fuerzas irregulares que brindaron importantes servicios combatiendo a las guerrillas independentistas, informando de los movimientos enemigos y cubriendo las bajas que tan prolongada campaña causaba en el Ejército Real.
Huachaca juró defender a su Rey, a su patria España y a su Fe Católica. Tan grande fue su fidelidad y firmeza en el combate, que durante la Guerra de Separación, el Virrey lo recompensó ascendiéndolo al alto rango de Brigadier General de los Reales ejércitos del Perú.
Las guerrillas de Iquichanos continuaron su beligerancia contra el proyecto republicano más allá de la capitulación del virrey, bajo la dirección de Antonio Huachaca, líder indígena que empezó como combatiente contra la rebelión del Cuzco de 1814. Antonio Huachaca era un campesino indígena que luchó por la causa española, enfrentándose a los independentistas cuzqueños, en 1814.
Huachaca juró defender a su Rey, a su patria España y a su Fe Católica. Tan grande fue su fidelidad y firmeza en el combate, que durante la Guerra de Separación, el Virrey lo recompensó ascendiéndolo al alto rango de Brigadier General de los Reales ejércitos del Perú. Tuvo, así mismo un papel destacado en la rebelión indígena de 1827 en Iquicha (Provincia de Ayacucho) que rechazó la república y reclamó el retorno de la monarquía española. Hay documentos en los que Huachaca explica que ve a las fuerzas independentistas y patriotas como extrañas, abusivas y hasta paganas.
En esta rebelión indígena de 1827, Antonio Huachaca estuvo acompañado por otros líderes, todos ellos indígenas a excepción del francés Nicolás Soregui, comerciante y ex oficial del Ejército Español en Perú. Un movimiento de resistencia indígena contra la República, contra el “infame gobierno de la patria” como ellos decían. Por esta razón las represalias no se hicieron esperar; “En castigo por su militancia realista, la Provincia de Huanta fue grabada en 1825 con un impuesto de 50.000 pesos por orden del Libertador” (Méndez: 1992, p. 23). Esta militancia leal y persistente era de vieja data y había sido reconocida en 1821, cuando el Virrey La Serna le otorgó a la ciudad un escudo con una divisa que rezaba “Jamás desfalleció”. Se originó, por parte de la República, una represión indiscriminada contra las comunidades Iquichanas.
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