El semillero del yihadismo europeo: Atentados de Bruselas


Hoy dos devastadoras bombas han vuelto a dejar Europa congelada. Bruselas, el corazón de la Europa burocratizada y sin alma ha sido atacada. A escasa distancia de las oficinas donde se rigen los destinos de los europeos se encuentra el mayor semillero del Yihadismo.

El barrio de Molenbeek, en Bruselas, es la base de operaciones de numerosos islamistas radicales implicados en atentados. De ahí han salido los terroristas que han actuado en Francia. Y la vigilancia antiterrorista es incapaz de controlarlos.

En esta comuna viven miles de musulmanes de origen norteafricano y procedentes de Pakistán y la región del Indostán. Muchos son inmigrantes de segunda o tercera generación, ciudadanos belgas de nacimiento que acuden el viernes a alguna de las 15 mezquitas oficiales del barrio, como la de Idara Taleem-ul-Islam.

tras las operaciones policiales post-‘Charlie Hebdo’. En aquellos días, una vasta operación policial en varios puntos de Bélgica desarticuló una célula terrorista en Verviers y golpeó Molenbeek.

Entonces, 13 personas fueron detenidas y se vivieron momentos de máxima alerta durante el tiroteo de los equipos de asalto en un inmueble de Verviers. Las fuerzas de seguridad incautaron cuatro Kalashnikovs, varias armas de fuego, munición, explosivos, equipos informáticos y varios uniformes de la policía.

Todo sigue girando alrededor de Molenbeek. El asesino del Museo Judío de Bélgica estuvo en este barrio, también los dos yihadistas abatidos en Verviers por las fuerzas de seguridad. El presunto jefe de esta célula terrorista, Omar Abaaoud, es también un molenbeekés. Igual que uno de los informantes islamistas más oscuros que han tenido los servicios de inteligencia belgas, Abdelkader Belliraj.

Belliraj cumple condena en Marruecos por tráfico de armas y organización de atentados terroristas.

Tras estos atentados, ya se puede decir claro lo que todo el mundo sabe y nadie quiere decir: el enemigo está en casa y no parará.

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1 respuesta

  1. Es momento de enterrar a nuestros conciudadanos con todo el cariño y amor que se merecen. Una vez enterrados, que no se olvide el hecho, será el momento de hablar.

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