Bruselas: Uno de cada cuatro habitantes es musulmán


bruselas-capital-de-eurabia

 

A Bruselas se le llama la capital de «Eurabia», pues uno de cada cuatro habitantes es musulmán y las proyecciones demográficas vaticinan que serán mayoría antes de dos décadas. 

 

En Bruselas, las «occidentales europeas», independientes y sin temor a mostrar su piernas o escotes, son conscientes de que a ciertas horas, o en según que zonas,pueden ser mal vistas. Las mujeres árabes visten mayoritariamente el hiyab, el tradicional pañuelo del Norte de África o los países de Oriente Medio, y es difícil verlas si no es en compañía de sus maridos o del hombre de la familia.

Viaje al corazón musulmán, Anderlech y Molenbeek

En Anderlecht está Gare de l’Ouest, la estación del oeste, uno de los puntos considerados más problemáticos por la noche para que una mujer pasee sola.Francesca Zaganelli es una joven italiana que vive en la zona. “No salgo mucho por la noche aquí, normalmente me muevo al centro”, destaca sobre la vida de su barrio. Hace vida por el día y describe el lugar como un sitio tranquilo aunque “cuando llegué aquí sí tenía miedo porque mucha gente me alertaba sobre la zona y había muchos sentimiento negativos”.

La policía desplegó en este barrio un operativo días después de los atentados de París en busca de una supuesta célula durmiente terrorista. “La tensión ha subido después de todos los atentados, no es visible, palpable, pero el otro día un joven musulmán me decía que ve lo que está pasando en Siria, cómo se están matando… y exclamaba que tenía que ir a ayudar”, relata de su experiencia personal otra vecina, Flora Acebos.

Gare de l’Ouest es un punto intermedio con Molenbeek, donde las operaciones anti-terroristas detuvieron a 9 presuntos yihadistas. Curiosamente, en torno a las calles donde se desplegó parte del dispositivo está la iglesia principal del barrio. El domingo a mediodía hay una misa congoleña abierta al público a la que también acuden belgas de origen no africano, como Jeanique Christien.

En esta comuna, barrio con autoridad política propia, hay al menos quince mezquitas oficiales. En varias entrevistas realizadas por El Confidencial tras las operaciones anti-terroristas, líderes religiosos y creyentes musulmanes condenaban con vehemencia los atentados de París pero también marcaban límites a la libertad de expresión.

Varias señales que piden acabar con los ataques al islam enfrente del palacio de justicia de Bruselas (EFE)
Varias pintadas que piden acabar con los ataques al islam enfrente del palacio de justicia de Bruselas (EFE)

 

 

 

Teresa que atiende un quiosco, relata que le colaron un pequeño sobre por debajo de la puerta. Encontró la carta que calificaba a la publicación Charlie Hebdo como “una revista innoble (o inmunda)” y la puso a disposición de la Policía belga. Formaría parte de la posterior investigación anti-terrorista porque, como declaró Laurens Dumont, un portavoz de la Fiscalía de Bruselas, se “toma muy en serio el envío y desplegará los medios técnicos a su disposición para hallar al autor”,.

Pese a esta amenaza, en ningún momento pensó en aceptar el chantaje de la misiva porque, entonces, “decidirán que Le Soir (un periódico belga) es una publicación subversiva y al final me pedirán que cierre mi tienda porque no les gusta.

Varios musulmanes rezan durante una protesta en contra de los ataques de Israel en el centro de Bruselas (Reuters)
Varios musulmanes rezan durante una protesta en contra de los ataques de Israel en el centro de Bruselas (Reuters)
En Saint-Josse-ten-Noode los católicos son minoría

 

Es domingo en la parroquia de Saint-Josse, situada en la plaza principal, y Flora describe que en el barrio “no hay mucho diálogo pero sí un respeto, ellos no quieren mucho diálogo”, en referencia a los musulmanes. Dentro de la iglesia, Sara Villemur confirma la incomunicación entre comunidades religiosas. “No sé cómo se sienten los musulmanes tras los atentados en París y la operación anti-terrorista, no sé lo que piensan ellos”, dice esta católica belga.

La población musulmana de Saint-Josse es fundamentalmente turca. Su carácter étnico-nacional marca la identidad, la religión es vivida de manera más abierta que entre la población de otras zonas del mundo islámico. Una diferencia apreciable en sus comercios, donde muchos sí venden bebidas alcohólicas a diferencia de lo que ocurre con las tiendas regentadas por musulmanes en barrios como Anderlecht o Molenbeek.

“Los cristianos somos minoría aquí en Saint Josse, la mayoría de jóvenes son musulmanes. No hay problemas con la comunidad musulmana pero no existe tampoco diálogo con ellos, no están interesados”, afirma el Padre Michel. Sin embargo, un joven feligrés reconoce a las puertas del edificio que “nosotros no mostramos nuestra religión, lo importante es vivir en comunidad, si la mostrásemos sí podría ser un problema”.

Se llama Armen y es un belga de origen sirio, ortodoxo, que habla de su instituto, donde prefiere no hablar demasiado de su credo para no crear conflictos. Acude a la Iglesia católica porque reside en este barrio. A su lado, Jean, añade más elementos diferenciadores, como las relaciones con las chicas de su edad. “Quizás el problema de la distinción de sexo sí está entre los musulmanes pero no entre nosotros, no hay distinción”.

Se producen choques por las diferentes costumbres, aunque la fe no sea siempre un factor diferenciador dentro de la escuela. “La vida es difícil con los turcos y otras comunidades musulmanas, la cultura es muy diferente. No es un problema de cómo vestimos pero sí, por ejemplo, la comunicación con ellos, porque hablan en sus idiomas, turco o árabe”, dicen estos dos jóvenes.

Informa: Elconfidencial.



Categorías:Uncategorized

Deja un comentario

DESPERTA

Red sociocultural