Los abertzales de la «izquierda wifi»
A la “izquierda abertzale” no hace falta que nadie –y menos el obtuso Estado español- la criminalice. Ella sola se autoinculpó ante la historia por el odio sembrado entre el pueblo vasco, al que decía querer “liberar”, y el intento de someter al pueblo español con coches bomba en supermercados y cafeterías. También en Cataluña ¿Lo recuerda? Porque desde el mismo momento que esa “izquierda abertzale” justificó, alentó y fue partícipe de más de ocho mil asesinatos, secuestros, mutilaciones y extorsiones en el nombre de una nación sacada de la chistera o del hipocampo distrófico de un esquizofrénico como Sabino Arana, quedaría eternamente relegada a la infamia.
Siendo usted conocedor de la obra de Aristóteles, recordará que “El alma es aquello por lo que vivimos, sentimos y pensamos”. Desde la asimetría empática que nos separa, solo puedo afirmar que es usted un sicario juntaletras al servicio de una banda de carniceros sin escrúpulos, sin ética ni estética conocida. Precisamente usted, que las estudió todas con tanto esmero acabó por no aplicar nada de ellas en su vida. Menuda paradoja. En la cúspide como intelectual orgánico del Règim en devenir, transmuta sin complejos en todo un “abertzale de izquierdas” solidario y comprometido como ninguno, siempre desde la seguridad que otorga un diario de derechas y subvencionado por el poder local corrupto, campeón en la “injerencia en la libertad de prensa”, que no duda en mimar a las plumas amigas y endogámicas como la suya, y silencia las incomodas y libres. ¿Pedirá alguna vez perdón la Generalitat por tal agravio comparativo? A usted eso poco le importa, porque sabe que pertenece por derecho propio a los elegidos como los “justos”.
Hacernos creer que Arnaldo Otegi se merece el premio Nobel de la Paz porque en su día fue injustamente encarcelado, alimentando así teorías conspirativas de parvulario, es aquí o en Lisboa, vomitivo. O dicho en palabras: una ventosidad “intelectual” que a la familia de Ernest LLuch, también profesor universitario como usted, no le habrá hecho ninguna gracia. Perogrulladas de tal calibre las podemos encontrar a patadas en twitter. Me decepciona comprobar que tras los argumentos expuestos en su artículo sea la única fuente bibliográfica a la que recurre. Todo por pereza, se entiende. Por otra parte, ¿qué se puede esperar de un “filósofo” bien cebado que ha podido regresar cada noche a su casa sin sobresaltos?
La Audiencia Nacional condenó a diez años de prisión a Arnaldo Otegi en 2011 por intentar reconstruir la ilegalizada Batasuna bajo órdenes de ETA. No le dé más vueltas. Ni intente conmover con los testimonios de torturas al líder de la “izquierda abertzale”, repugnantes y execrables en cualquier caso. Su héroe, es el momento de recordárselo, jamás pidió perdón por el secuestro en 1979 del entonces director de la planta de Michelín en Vitoria, Luis Abaitua. Tampoco por el dolor que provocó la jauría de criminales que ejecutaban a peligrosos “enemigos del pueblo”, como Manuel Broseta y Francisco Tomás y Valiente, profesores como usted ¿Los recuerda?
Su héroe de la empalagosa y sanguinaria “izquierda abertzale”, jamás pidió perdón por mutilar a niños y mujeres inocentes, victimas del fanatismo de gudaris de mierda que perpetraron sin ningún rubor una limpieza étnica desde mediados del siglo XX en la vieja y culta Europa. Y estos mismos asesinos deconstruidos en demócratas de pacotilla, ¿pretenden hablarnos de paz? No olvide que esos “agentes sociales del conflicto” todavía tienen guardados el amonal, los temporizadores y las metralletas, no sea que tengan que volver a por todos aquellos que dejaron con vida, como Mikel Iriondo, Gotzone Mora, Francisco Llera, José María Portillo, Carlos Martínez Gorriarán, José Manuel Susperregui, Mikel Azurmendi, Jon Juaristi, Edurne Uriarte, Ofa Bezunartea, Carlos Fernández Casadevante, Aurelio Arteta, Juan Antonio Rivas, Ignacio Martínez Churiaque o Francisco Doñate y así cientos de miles más.
Hay ideologías que se criminalizan solas y personas que bajo su «coartada moral» se convierten en criminales por la psicopatología grupal que desarrolla. Pero sin duda, tan responsable acaba siendo el que aprieta el gatillo como el que de algún modo, más o menos velado, lo justifica. En esa segunda categoría se encuentra el líder de la “izquierda abertzale”. Y por lo leído en su artículo, parece que usted también. Pero en versión wifi, claro.
María Sanz
Leer artículo Otegi, mañana: ‘Orain Bakea’, de Xavier Antich en la Vanguardia
Categorías:POLÍTICA
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