En 1946 el Ministerio de Información autorizó a reemprender el teatro en catalán, así se pudo estrenar en el teatro Romea de Barcelona Lo ferrer de tall, de Serafí Pitarra. Se estrenaron también Hermínia, l´auca d´una soltera, de Lluís Elias y El prestigi dels morts de Josep M. De Segarra.
Ese mismo año, el Teatro Barcelona estrenaba la obra de este último L´hostal de la Glòria. Algunas obras obtuvieron un éxito más que notable. Es el caso de La ferida lluminosa en 1954.
Esta obra pasó de las cien representaciones en el teatro Romea de Barcelona. Su éxito fue tan espectacular que las compañías de teatro aficionadas la representaron por toda Cataluña, hecho que permitió a las gentes de las comarcas asistir al teatro en catalán.
La ferida Iluminosa, para escándalo de los catalanistas de la época, fue traducida al castellano por José María Pemán y estrenada en Madrid también con gran éxito.
De Segarra, Josep Pla dijo que era un “tardío Lope de Vega”. Escribió siempre en catalán antes y después de la guerra, y ello le provocó enemigos, unos por considerarle demasiado catalán y otros por considerarle poco.
Aunque quizá su olvido actual se deba a que su teatro era “católico”, aunque no explícitamente, ya que los temas siempre llevan al espectador al borde de las reflexiones sobre la trascendencia.
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Ej ejercito de tierra durante toda la dictadura publicó una revista militar de montaña en ambas lenguas, yo la he tenido en mis manos
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Hemos oído tantas estupideces sobre la «represión del catalán» que podría escribirse una antología.
Una de las últimas que he leído es: que estaba prohibido «bailar sardanas»
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