Reproducimos, por su interés, parte de un artículo publicado en el diario francés Le Figaro. En él se carga duramente contra los separatistas.
La política catalana ha dejado de ser racional. Lo más grave es la llamada a la desobediencia que contiene el proyecto de declaración preparado por los separatistas.
En su artículo sexto [de los nueve que conforman la propuesta de resolución parlamentaria de JxS y las CUP], se informa que el «proceso democrático de desconexión no se supeditará a las decisiones del Estado español, en especial las del Tribunal Constitucional.» Si esta declaración prosperó, no se debe dudar en hablar de golpe de Estado.
En efecto, ¿cómo podemos imaginar que un parlamento que toma su legitimidad y existencia del texto constitucional (en este caso el de 1978) decide hacer caso omiso de la Constitución? La lógica sugiere entonces que el Parlamento se disuelva. Pero no, los secesionistas intentan capturar las instituciones democráticas de Cataluña para su beneficio.
La movilización ideológica de las instituciones catalanas en beneficio exclusivo del movimiento independentista crea un clima social y cultural insoportable. Los que no están de acuerdo se ven obligados a callar o salir. Los nacionalistas catalanes han puesto en práctica en gran medida una «limpieza ideológica» que nos debe preocupar.
Artur Mas y los suyos no pueden seguir manteniendo como rehenes o Cataluña, ni España, ni la realidad de la democracia en Europa.
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