En 1935 hubo encuentros entre José Antonio Primo de Rivera y jóvenes del Bloc d´Estudiants Nacionalistes. Para este prácticamente desconocido hecho, véase la obra de Raimon Galí Signe de contradicció. Aixecament i revolta, editado en 1999. En un artículo publicado en el Avui, el 23 de enero de 1982, y titulado José Antonio i nosaltres, Galí afirmaba: “José Antonio no era el enemigo de Cataluña que unos y otros nos han querido presentar […] La guerra de España y el conflicto mundial que siguió hicieron abordar la esperanza de una juventud limpia, que deseaba la renovación de un mundo caduco, encarcelado en un falso dilema […] Dentro de esta línea –un poco a oscuras- es donde se movía José Antonio. Pero también nosotros, los nacionalistas catalanes, que no olvidábamos nuestra tradición obrera”.

Raimon Galí (dcha.) en un acto con Jordi Pujol en 1991

Este Galí defensor de la figura de José Antonio es un catalanista entre los catalanistas. Había sido maestro de Jordi Pujol en el grupo CC (algunos dicen que significaba Crist Catalunya, otros Cristians Catalans o Cataluña Cristiana). Este grupo, formado a la sombra del Monasterio de Montserrat, fue el embrión de la futura Convergencia Democràtica de Catalunya que llevaría a Jordi Pujol al poder autonómico. En el ambiente del catalanismo clerical de la guerra y la posguerra, no fue infrecuente este tipo de anécdotas. Solé Caralt cuenta en sus memorias que en plena guerra civil Albert Bonet le prestó una biografía de Mussolini, y su sobrino Juan Bonet i Baltà, le regaló en 1942 dos libros sobre el mito ario. Los Bonet pertenecían al núcleo fundacional de la Federació de Joves Cristians de Catalunya, donde militaban muchos cristianos catalanistas.

(De Historias Ocultadas del Nacionalismo catalán, LibrosLibres, Javier Barraycoa)

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