Xavier Arbós (Prof. Dº Constitucional) : «La hipótesis de una secesión unilateral sin referéndum no tiene precedentes»


Xavier

Xavier Arbós, catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad

(de Catalunyaplural)

El catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Barcelona Xavier Arbós es una de las catorce personas del comité de expertos formado por el PSOE para asesorar en materia de reforma de la Constitución. Arbós colaboró en un estudio sobre federalismo elaborado por la Fundación Campalans, vinculada al PSC, que sirvió como base de la ‘Declaración de Granada’ del PSOE: «Un nuevo pacto territorial. La España de todos».

Afronta un trabajo difícil. Algunos dirigentes territoriales del PSOE no se fían de la música federalista que les llega de Cataluña

Con el PSOE no tratamos directamente. Hacemos aportaciones a un documento y después el PSOE hará lo que crea oportuno. Si tengo que juzgar por lo que dicen los medios de las quejas de los ‘barones del PSOE’ seguramente habrá dificultades. De los comentarios de la reunión que hizo el comité de expertos deduje que estamos de acuerdo en que hay un proceso de involución, de recentralización. Hay sectores más o menos sensibles a esta recentralización. En Andalucía, por ejemplo, esta sensibilización es evidente en la crítica del gobierno de la Junta a la decisión del Tribunal Constitucional de anularle determinadas normativas en vivienda. También hay una conciencia generalizada de la necesidad de hacer frente a la crisis política catalana.

El documento final del PSOE estará más condicionado a las disputas internas del propio partido que a las buenas o malas razones que aportamos los miembros de la comisión. Es política, no un seminario universitario.

El PSOE andaluz, la presidenta Susana Díaz, aparecen, a veces, como los principales adversarios de las propuestas territoriales que llegan desde Cataluña, pero usted ve en ellos sensibilidad descentralizadora

Conozco Andalucía a través de mis colegas, pero mi impresión subjetiva es que es un territorio muy ambicioso desde el punto de vista de la ambición autonómica. Ha sido bastante beligerante con el concepto que se llamaba ‘deuda histórica’. Al ser la comunidad más poblada, es muy consciente de que ninguno de los dos grandes partidos puede ganar elecciones en España sin obtener un buen resultado en Andalucía. (…)

Nos encontramos con la situación curiosa que hay cuestiones estatutarias que son inconstitucionales por Cataluña y no por otros. Si tan importante fuera que no existieran los privilegios, estas comunidades deberían intentar modificar los estatutos para quedarse en el nivel de lo que el Tribunal dijo que era inconstitucional para Cataluña.

Xavier Arbós al seu despatx de la Facultat de Dret de la Universitat de Barcelona / ENRIC CATALÀ

Xavier Arbós, en su despacho de la Facultad de Derecho de la Universidad de Barcelona

 

Usted se define como federalista. ¿Qué quiere decir esto?

No hay un canon de lo que quiere decir federalismo. Yo tengo mi visión de lo que es el federalismo y otros pueden tener otra. Ni doy carnés de federalismo ni me los dan. El federalismo comienza reclamando la distribución territorial del poder. Es incompatible con la centralización. Pide que el poder además de estar distribuido en ejecutivo, legislativo y judicial, esté dividido por territorios. Por eso, en todo Estado federal hay una distribución de competencias.

Hay estados federales muy descentralizados, que distribuyen muchas competencias. Bélgica y Canadá son dos estados muy descentralizados. Otros lo están menos, de derecho o de hecho. Hay muchos países donde el sistema federal se ve solapado por la existencia de partidos que lo centralizan todo. Lo que la Constitución divide lo centralizan los partidos federales.

A mí, la versión del federalismo que más me gusta y que nos une con la tradición histórica pi-margalliana es la que se basa en el principio de subsidiariedad. El poder debe estar lo más abajo posible. Sólo puede salir del ámbito más inmediato, que podría ser el municipio, cuando se justifique y sea razonable que sea así. No debemos partir de la presunción de que el Estado es quien lo puede hacer mejor todo. Es posible pensar en municipios fuertes. Lo que no puedan hacer los municipios que lo hagan niveles de gobierno superiores. Y que sólo en último extremo lo haga una instancia general, estatal, europea.

¿Qué se debe gestionar a cada nivel?

Hay cosas que no es razonable que se gestionen en el nivel inmediato. No veo porque una administración tributaria debe ser municipal. Hay cuestiones que cuanto más lejos estén de los intereses concretos, mejor.

(…)

Debemos empezar por el autogobierno más cercano, aplicar la cooperación, el acuerdo entre todas las comunidades autónomas en lo que no se pueda resolver a este nivel y sólo en el caso de que no sea posible esta cooperación tendría sentido la subordinación a normas supremas o a un estado central.

¿Tiene un modelo ideal de federalismo para España?

Canadá. Tiene un grado de descentralización muy grande. En Canadá no hay ministro de Educación porque las competencias en materia de educación las tienen todas y cada una de las provincias canadienses. No veo que sea un drama. En lo que es necesario se ponen de acuerdo. A pesar de que hay una gran descentralización, si hay voluntad política, sin que nadie les imponga nada desde el centro, pueden negociar y ponerse de acuerdo en lo que más les conviene.

Las instituciones arbitrales como el Tribunal Supremo tienen un gran sentido común. La fórmula de elección es aberrante a nuestros ojos. Todos los magistrados del Tribunal Supremo son designados por el primer ministro. Esto nos debería poner los pelos de punta. Pero han mostrado hasta ahora un cierto sentido institucional.

Les preguntaron si Quebec se podía separar unilateralmente del resto de Canadá

El gobierno de Canadá les preguntó si era constitucional que una provincia se separara unilateralmente de Canadá y si era compatible con el derecho internacional. Desde el punto de vista estrictamente jurídico la respuesta era claramente No y No. No entraba dentro del ordenamiento constitucional ni encajaba en lo que internacionalmente se entiende como derecho a la autodeterminación.

Pero fueron más allá de lo que les pedían y dijeron que si se hacía un referéndum con una pregunta clara y una mayoría clara, bajo los principios comunes al constitucionalismo, federalismo y respeto a las mayorías, se tenía que negociar de buena fe. No dijo que se les tuviera que dar la razón sino que se debería negociar.

Xavier Arbós ens parla sobre federalisme / ENRIC CATALÀ

La Europa federal aún está lejos

No sé si Europa está muy o poco federalizada. Lo que sí sé es que lo está mal. No hay reglas suficientemente claras. Es aberrante que el Eurogrupo no tenga reglas de funcionamiento. ¿Cómo es posible?

Es de sentido común pedir estas reglas por calidad democrática. ¿Qué significa que pretendían echar a Grecia del Eurogrupo? Que no la convocaban a las reuniones. ¿Qué sentido tiene todo esto?

Hay una especie de niebla en la organización política europea que deja poco espacio a la política, que debe ser siempre inteligente, comprensible, y demasiado a los mercados y las políticas monetarias, que no digo que siempre sean malas. Lo que no puede ser es que no haya un sistema bancario común, no haya reglas más claras respecto a la fiscalidad europea, que haya todavía países que tienen toda la pinta de ser paraísos fiscales… Debe haber una base de fiscalidad común. Si el impuesto de sociedades no es igual podemos entrar en competencias desleales.

Estamos a un mes de las elecciones al Parlamento de Cataluña del 27S. Plebiscitarias o no, es evidente que el debate sobre la independencia está omnipresente. Llegados a este extremo, ¿se pueden recuperar propuestas de solución como la federalista?

Hay un sector de la población catalana que, muy legítimamente, ha decidido que quiere irse. Y hay otra que no lo tiene tan claro. Una parte de la opinión pública espera reformas.

Hay un espacio en la opinión pública que espera y desea que el conflicto político que se vive en Cataluña encuentre una solución mediante una reforma de la Constitución y no está en la línea de la secesión. Me parece lógico y conveniente que las fuerzas políticas que no están en esta línea propongan otras fórmulas, no necesariamente todas en el mismo sentido.

A lo largo de todo el proceso se ha evidenciado que los países europeos no han movido un dedo para facilitar la independencia de Cataluña

Un Estado independiente debe ser viable. Y viable significa que te reconocen otros. Deberíamos hacer una lista de los países que están en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y los países importantes de la Unión Europea e imaginar qué harían. Qué ventajas e inconvenientes tendría para ellos reconocer la República Catalana. Desgraciadamente las relaciones internacionales no se mueven de acuerdo a grandes principios sino a intereses.

Entre los inconvenientes estarán las malas relaciones, al menos temporales, con el Reino de España, que no estará contenta con la secesión unilateral de un territorio que representa un alto porcentaje de su PIB. Los países democráticos escucharán la voz de los partidarios de la secesión y la de los que no lo son. Si los primeros sólo obtienen una mayoría de escaños pero no de votos será ciertamente extraño que vayan a hablar en nombre del pueblo de Cataluña.

Xavier Arbós ens reb al seu despatx de la Universitat de Barcelona / ENRIC CATALÀ

 

¿Una República Catalana independiente no reconocida por ningún país del mundo puede funcionar?

La hipótesis de una secesión unilateral de Cataluña, sin referéndum -estas elecciones no son un sustitutivo- no tiene precedentes. Quizá tienen razón los independentistas cuando dicen que, a largo plazo, una Cataluña independiente acabaría consolidándose por la importancia de su economía. Pero no hay que olvidar la autonomía de la política, y el Reino de España tardaría mucho en facilitar las cosas a Cataluña.

Lo que no es convincente es el mensaje de que, en un primer momento, Cataluña se podría autofinanciar en base a los bonos patrióticos y las aportaciones de sus ciudadanos.

Si haces una secesión unilateral, ¿qué puedes esperar de los otros? ¿Que sean escrupulosos en el cumplimiento de sus obligaciones legales para con Cataluña? Tal vez, Dios no lo quiera, optarán por alguna medida de presión. Si el Estado no quiere reconocer la independencia de Cataluña, su obligación es seguir pagando las pensiones, los subsidios de desempleo, recaudando impuestos en junio, haciendo la declaración de la renta, las empresas pagando el IRPF… Seguir igual. No aceptar la secesión de hecho.

Usted ha dicho que ha tenido tentaciones de hacerse independentista. ¿Acabará cayendo en ellas?

Si no he caído hasta ahora, no creo que lo haga ya. Es una cuestión muy teórica, ideológica. La independencia puede significar una coincidencia entre nación y estado. Creo que Cataluña es una nación y España una nación de naciones.

Claro que podemos imaginar una Cataluña independiente ahorrándonos los problemas de la transición. Como si apretásemos un botón, y todo cambiase, desde el DNI hasta la calidad democrática. Pero todo el mundo sabe que la vida real no es así.



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