Gabriel Alomar, fundador de la Unió Socialista de Catalunya (USC), escribe en 1932, refiriéndose a estos inmigrantes: «Son los que fuerzan una igualdad hacia abajo, los que por falta de necesidades superiores se contentan con cualquier salario y llenan el trágico vacío interior con truculencias negroides. Son la base del lerrouxismo y para la labor paciente y constructora no son útiles».
Comunistas heterodoxos como Jordi Arquer o Joaquim Maurín, que fundarán el Bloc Obrer i Camperol (BOC), también alertan sobre los peligros del proletario inmigrante analfabeto poco formado políticamente, proclive al anarquismo y alejado del hecho nacional catalán. Así Arquer escribe en 1932: «Todos esos jabalíes -ninguno catalán- sólo especulan sobre la masa española que vive en Cataluña (…) gentes no educadas políticamente y cargadas de prejuicios sobre la cuestión catalana y que aún no han tenido tiempo de ser asimilados. Pero esas masas no son un peso específico ni es posible con ellas formar una organización sólida».

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