La farmacia Vilaplana de la Calle Gignàs de Barcelona, situada en lo que fue la parte noble de Ciutat Vella, exhibe con evidente orgullo, un letrero en su fachada que informa que aquella era la antigua Botica de la Corona. Un nombre que nos habla de uno de los establecimientos farmacéuticos más populares de finales del siglo XIX.
La Botica de la Corona empezó a decaer con el nuevo siglo, hasta que finalmente desapareció y se convirtió en una farmacia de nuestros días. El nombre del establecimiento aludía a una posible colaboración con la Casa Real, entonces representada por Alfonso XIII, como otros establecimientos de Barcelona.
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