Nazis en Barcelona (y 4)


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El 11 de abril de 1935 los nazis elaboraron un documento sobre las posibilidades de incluir artículos en la prensa catalana. Paro los nazis, por ejemplo, La Vanguardia era un diario “neutro, el más importante de España”, y la Veu de Catalunya “recibe anuncios y coge, periódicamente, artículos nuestros”. De la relación con los diarios catalanes se cuidaba Hans Sauter, que en mayo de 1936 fue nombrado director general de Prensa del Partido Nazi en España. En su labor colaboraban los directores de publicidad de la Agencia Turística de los Ferrocarriles Alemanes, con sede en el passeig de Gràcia, los cuales intentaban “vender” a los diarios locales las “excelencias” del Reich. Además, todo tenía un precio. El servicio de prensa disponía de un presupuesto especial para comprar periodistas locales:”cinco pesetas por los artículos ordinarios y diez pesetas por colaboraciones de escritores conocidos”. En cuanto al cine, los nazis tenían a Walter Ley, el administrador de radio y films del Partido en Barcelona.

La Gestapo, la policía política nazi, ordenó a Hellermann que formara una organización secreta con la misión de controlar a los alemanes establecidos en Cataluña. No perdió el tiempo. En el segundo piso del número 2 de la calle Avinyó, bajo el nombre de Import Business-Hellermann&Philipp, unas oficinas comerciales dedicadas a la importación y exportación de acero entre España y Alemania, creó, en 1935, el Servicio de Control Portuario, organismo que actuaba bajo las órdenes de la Gestapo de Berlín. Según documento secreto que aparece en la documentación confiscada por los anarquistas en esas oficinas, se sabe que las órdenes concretas fueron” vigilancia del tráfico y de todas las vías de comunicación, por tierra y mar; vigilando la actividad ilegal de los partidos comunistas, socialistas y del Frente Negro; vigilancia y control de los antiguos miembros del resto de partidos; vigilancia del NSDAP, organizaciones anexas y asociaciones coordinadas y contraespionaje económico, industrial y militar”. Además, en ese documento, “confidencial que no ha de utilizarse para fines de propaganda”, se establece que el Servicio de Control Portuario ejecutará “las sentencias de tribunales nacionalsocialistas secretos, creados en la Península para juzgar todas las cuestiones de disciplina, tanto del personal de la Gestapo como de los residentes alemanes que se nieguen a obedecer una orden de la policía alemana”. El número 2 de la calle Avinyó, se convirtió, entonces, en el centro  nazi en Barcelona.

Hellermann encargó la dirección de esa organización a Alfred Engling, miembro del Partido Nazi desde1931 y, de puertas a fuera, representante de la empresa de sedas Guttermann en Barcelona, con oficina en la calle Diputació, 239. Pero la verdad es que Engling fue el autentico jefe de la Gestapo en España. Entre la documentación confidencial que se encontró en su despacho, sorprende que los sueldos de los miembros de la organización portuaria fueran a cargo de las empresas alemanas con sedes en Cataluña. Como ejemplo, el 9 de mayo de 1935, la naviera Bakumar hubo de contratar a Siegfried Wolf, un joven alemán que se incorporaba al servicio portuario: “Facilitarán ustedes al señor Wolf en Barcelona, algún avance ya que llega sin dinero […][Wolf] ha de mantener una discreción rigurosa sobre sus actividades. Pueden inscribirlo en el Consulado y en el Gobierno Civil como transeúnte y estudiante de lengua española”.

En abril de 1936, Hellermann, vio recompensado su trabajo, al ser nombrado Landesgruppenleiter o Jefe del Partido Nazi en toda España en substitución de Erich Schanus. Su vacante en Barcelona la sumió Alex Kroeger. La decisión de ascender a Hellermann se tomó en Berlín, a donde viajó de inmediato para recibir instrucciones de Himmler. De regreso, escribió una carta, también en clave comercial, a todos los jefes nazis de toda España: “El señor Hellermann acaba de volver de un viaje a Alemania, trae ofertas de toda clase, en las cuales seguro que usted está interesado. Como únicamente tenemos unas pocas muestras del nuevo surtido de mercancías que representamos en esta agencia, estaríamos muy agradecidos si hiciera el favor de venir a visitarnos”. Era la convocatoria de una cumbre en Barcelona entre los jerarcas nazis establecidos en España, hecho que sucedió del 15 al 20 de mayo. El orden del día se resumía en un solo punto: activar la conspiración contra la República.



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