“Otros sí que aprenden. O aprendieron. El avispado Chinica, un tipo gordezuelo, de las patrullas de control y pistolón al cinto con los republicanos, al día siguiente de la entrada de los nacionales en Barcelona llevaba boina roja, camisa azul y pistolita en lugar de pistolón. Se desgañitaba cantando el Cara al Sol con la camisa nueva —él la llevaba de trinca—, gritando vivafrancoarribaespaña, y pelando al rape o dando aceite de ricino a quien se le terciaba. Enseguida florecieron los falangistas. Muchos payeses se hicieron o lo eran —creo que se hicieron— y otra gente de la que nunca lo hubieras dicho ni sospechado. Vivir para ver”.
De la República al 23-F (1931-1981). Editorial Columna. Barcelona, 1996, pp. 87-88.
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