El próximo martes día 27 de enero, informa El Triangle, tendremos una foto para la historia de Catalunya. El expresidente de la Generalitat, Jordi Pujol; su esposa, Marta Ferrusola; y tres de sus hijos, Marta, Pere y Mireia, tienen que comparecer en la Ciutat de la Justícia para dar explicaciones a la juez Beatriz Balfagón sobre el dinero que tienen en Andorra y que nunca fue declarado a Hacienda.
Los 3,4 millones de euros que aparecen en un documento, datado en 2012, de la Banca Privada de Andorra (BPA) en cuentas a nombre de Marta Ferrusola y sus hijos Marta, Pere y Mireia son el origen de la investigación que dirige la titular del Juzgado de instrucción nº 31 por los delitos de fraude a la Hacienda Pública y blanqueo de capitales. La publicación de este documento provocó que el 25 de julio, Jordi Pujol hiciera la famosa confesión en la cual reconocía que él era el titular de una «herencia» que su padre, Florenci Pujol, le había dejado «en el extranjero» para que la repartiese a su mujer y a sus siete hijos.
Jordi Pujol, que es muy pícaro, ha intentado jugar con el ambigüedad de sus palabras para despistar la acción de la justicia y de los investigadores de Hacienda y de la policía que siguen la pista del «tesoro» escondido. En su comunicado del 25 de julio de 2014, el ex presidente de la Generalitat concretó reiteradamente que este dinero era una «herencia» de su padre, pero matizaba que «diferente a la comprendida en su testamento». Según esta versión de los hechos, Florenci Pujol -que murió repentinamente en septiembre de 1980- habría hecho dos testamentos: un testamento A, protocolizado ante notario, que repartía una parte de la herencia entre su mujer, Maria Soley, y sus dos hijos, Jordi y Maria; y un testamento B, expresado como «última voluntad específicamente» (sic), que tenía como beneficiarios a Marta Ferrusola y los siete hermanos Pujol Ferrusola.
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