Acababa de leer “El último catalán” de Javier Barraycoa. Entre risas y risas, uno se paraba a preguntar si lo de la República Islamodependiente de Cataluña (RISC, riesgo en castellano), que se plantea en la novela como futurible, era una hipérbole demasiado exagerada.

Luego me consolé viendo la noticia de la reciente aparición de una novela que ha hecho sacudir la conciencia colectiva francesa, “Sumisión” (en árabe: Islam) de Houellebecq. La novela plantea (imagina) el próximo proceso electoral presidencial en Francia: candidato de un partido imaginario, Fédération musulmane (FM), Mohammed Ben Abbès, conseguirá el 22, 3 % de los votos de la primera vuelta, cuando Manuel Valls, actual primer ministro, solo conseguirá el 21,9%. Ante tan frágil equilibrio, Houellebecq afirma que la UMP de Sarkozy y el PS de Hollande darán sus votos al candidato musulmán, que elegirá como primer ministro de François Bayrou, centrista de sensibilidad demócrata cristiana.

Hoy, mis risas, al enterarme del brutal atentado yihadista en Francia, se han apagado. Especialmente al ver cómo uno de los terroristas remataba a un policía en el suelo sin la menos piedad. ¿Por qué la realidad se obstina en ser más persistente y trágica que la imaginación?

Cuántas veces hemos advertido que la “Arcadia independentista” debe dejar de mirarse el ombligo, para mirar las entrañas de Cataluña y empezar a enterarse de lo que está ocurriendo y de lo que podrá ocurrir. El atentado de hoy va a cambiar muchas cosas en Europa. De hecho, los que soñaban en que las elecciones municipales –en Cataluña- serían en clave independentista, hoy tendrán que replantearse su estrategia.

La conciencia colectiva francesa ha quedado tocada y herida y cuando eso ocurre en la historia, Europa se agita.

L.C.

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