La ANC empieza a hacerse molesta para los que la han diseñado, financiado e intentado controlar. Ahora es una estructura demasiado fuerte e independiente, que puede poner en peligro las estrategias d elos partidos independentistas.

El equipo de  Oriol Junqueras tiene muy claro que la ANC sirve para la agitación y la calle, durante el tiempo necesario,  pero no puede sustituir a los partidos nacionalistas, ahora que se avecina el momento en que Esquerra puede convertirse en el partido más votado en Cataluña.

Además, ERCno quiere que se le vaya de las manos. Primero quitó de en medio a los radicales procedentes de Terra Lliure, algunos con condenas por homicidio. Luego, ha ido marcando la hoja de ruta  con un “calendario de presión creciente” sobre Mas y sobre la opinión pública. Ahora prepara su desaparición.

Hay otros motivos más fuertes, Existen dentro de la Asamblea elementos radicales, que propugnan una especie de ‘kale borroka’ tras la suspensión de la consulta. Si estos elementos empiezan a actuar por su cuenta,  se puede emborronar la imagen de la ANC y del soberanismo, hasta ahora tenido por pacífico y democrático.

Pero se esconde algo peor. Existen sospechas de que hay dirigentes que se embolsan dinero de la ANC, haciendo negocios paralelos y utilizando el merchandising de camisetas, gorras, banderas, etc. para engrosar sus propios bolsillos. No resultaría nada bueno que estos hechos trasciendan porque se ensuciaría la credibilidad del movimiento.

Aunque la ANC presume que se mantiene con sus cuotas y con el apoyo de los ayuntamientos, que le proporcionan logística gratis, no tiene  unas cuentas públicas y auditadas de forma fiable.

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