Marcelino Da Mata, el “Rambo de Portugal”, un héroe africano denigrado por el globalismo


El pasado 11 de febrero murió a los 81 años de COVID el teniente coronel Marcelino Da Mata. Había nacido en 1940 en la entonces Guinea Portuguesa, hoy Guinea Bissau. Era el militar más condecorado de toda la historia del ejército portugués. Estaba en posesión de 5 Cruces de Guerra y era Caballero de la Orden de la Torre y la Espada, la orden de honor más importante de Portugal. Era católico, anticomunista y un gran patriota portugués. Fue conocido popularmente como el “Rambo de Guinea” o también como el “Rambo de Portugal”

Su nombre estará siempre asociado a la “Guerra de Ultramar”, la durísima guerra colonial que mantuvo Portugal en sus territorios africanos de Guinea, Angola y Mozambique contra las guerrillas insurgentes comunistas y nacionalistas, armadas por la Unión Soviética, entre 1961 y 1975. Durante ese período Portugal se enfrentó no solo a las guerrillas conocidas como PAIG, FRELIMO, UNITA y MPLA sino además contra varios estados africanos recién independizados como Senegal, Tanzania y Guinea Conakry, que apoyaban a las guerrillas de los territorios portugueses.

La guerra de Ultramar constituyó un esfuerzo militar y económico enorme para Portugal que movilizó un millón de soldados, en una nación de tan solo 8 millones de habitantes (para hacer una comparación un millón de soldados es también la cifra total de combatientes que movilizó Estados Unidos para la guerra de Vietnam, pero con una población inmensamente mayor). El “Estado Novo”, el régimen de Oliveira Salazar, que gobernó Portugal entre 1926 y 1968, hizo de la conservación de su imperio africano la clave de todo el orgullo nacional de Portugal. Salazar estaba convencido de que, si Portugal perdía su imperio pasaría ser para siempre un país de segundo orden. “Portugal no es un país pequeño”, decía Oliveira Salazar, refiriéndose a que, si se sumaba a su superficie la de sus territorios africanos, que eran de enorme extensión, sobre todo Angola y Mozambique, Portugal se convertía de hecho en el país más extenso de Europa occidental.

Desde pequeño Marcelino Da Mata, educado en el catolicismo, amó a Portugal ya que comprendió que el comunismo nacionalista solo traería la ruina a África, como así fue. Ingresó en el ejército portugués y fue uno de los fundadores de la unidad de comandos llamada “Batallón de Comandos de Guinea” o “Flechas”, formada en su mayor parte por soldados de origen africano, como él. Las unidades de “Flechas”, dotadas de helicópteros y blindados ligeros, se convirtieron a partir de mediados de los 60, en la punta de lanza del ejército portugués y fueron responsables de la mayor parte de las bajas causadas a las fuerzas guerrilleras insurgentes.

Da Mata participó en 2.412 misiones de combate. Entre ellas destacan especialmente tres: la Operación “Mar Verde”, el 21 y 22 de noviembre de 1970, en la que 400 soldados de comandos portugueses y africanos asaltaron por sorpresa Conakry y trataron de derrocar al gobierno de Guinea Conakry, cuyo presidente Ahmed Sekou Touré apoyaba la guerrilla PAIG, de la Guinea Portuguesa y daba cobijo a su líder Amílcar Cabral. Los soldados portugueses estuvieron a punto de capturar a Touré pero este pudo escapar en el último momento. Así pues, los portugueses no consiguieron derrocarle, pero sí, al menos pudieron liberar a 26 soldados portugueses presos en Conakry y destruir la pequeña flota del líder guineano.

También participó Da Mata en la Operación “Tridente”, en la que 100 soldados portugueses fueron liberados de cárceles de Senegal. Y estuvo presente en la Operación “Amatista Real”, en mayo de 1973, en la que se causó gran cantidad de bajas a los guerrilleros del PAIG.  Hacia 1974 los portugueses controlaban las ciudades y la mayor parte de Guinea, de Angola y de Mozambique, pero los guerrilleros mantenían sus reductos en las zonas selváticas, sobre todo en Mozambique. El coronel Raul Folques, otro destacado oficial portugués de las guerras de Ultramar calificó a Da Mata como “ el más excelente y destacado combatiente en las campañas de guerra que mantuvimos entre 1961 y 1975, inigualable en determinación, persistencia, esfuerzo, firmeza de ánimo y coraje”

Portugal se aferró a sus territorios de ultramar, más o menos como España se había aferrado a Cuba en el siglo XIX, y el final para Portugal fue igualmente amargo. Y se debió, en gran parte, a la traición. En el ejército portugués existía desde hacía tiempo una pequeña facción procomunista e izquierdista. Aprovechando que las mejores unidades militares portuguesas estaban en Ultramar, este sector procomunista protagonizó en abril de 1974 la conocida como “Revolución de los Claveles”, un golpe militar comunista que acabó con el gobierno de Marcelo Caetano, que había sucedido a Salazar en 1968, debido a los problemas de salud de éste. El nuevo gobierno izquierdista de Portugal no tardó en dar la independencia a Guinea Bissau, Angola y Mozambique. En las guerras de Ultramar murieron cerca de 8.000 soldados portugueses. Además 2000 civiles lusos murieron asesinados por las guerrillas insurgentes. 800.000 civiles portugueses que residían en África tuvieron que volver a Portugal. La mayoría de los africanos que habían luchado en el ejército portugués fueron masacrados por los nuevos regímenes de sus países.

Da Mata se hallaba precisamente en Lisboa en abril de 1974, recuperándose de un disparo accidental que había sufrido. Fue detenido y torturado por militares portugueses comunistas y tuvo que huir a España. No volvió a Portugal hasta un año y medio después cuando la situación en el país vecino empezó a estabilizarse. Desde entonces los excombatientes portugueses de las guerras de Ultramar, como Da Mata, han vivido muchas situaciones indignas, ninguneados o denigrados por la izquierda como asesinos. Después de mucho tiempo se inauguró en Lisboa un monumento a los caídos lusos en estos conflictos, y es que durante muchos años los partidos socialista y comunista portugués se habían negado a ello.

En 2018 un exmilitar comunista, participante en la “revolución de los Claveles”, Vasco Lourenco, de la asociación “25 de Abril” (y, por cierto, masón reconocido) acusó a Marcelino Da Mata de “criminal de guerra”, acusación a la que se unieron numerosos activistas de izquierda de Portugal. Según ellos durante la operación Mar Verde y en otros momentos Da Mata habría torturado y arrancado genitales a soldados y guerrilleros enemigos. No aportó la más mínima prueba pero Da Mata sufrió una campaña de denigración por parte de la izquierda que le mantuvo en el ostracismo hasta su muerte, como ha recordado Álvaro Peñas, quien también ha señalado como la mayor parte de la clase política portuguesa ha ignorado la muerte de uno de los mayores héroes militares de la historia de Portugal.

Su fallecimiento ha sido lamentado por el CDS, partido de centro derecha y por la supuestamente “xenófoba” Chega, que ha proclamado su admiración y respeto por el teniente coronel Da Mata. El Partido Socialista y la fuerza mayoritaria del centro derecha, el PSD, no han efectuado ningún comentario. El Partido comunista y SOS Racismo han dicho que “Da Mata era un criminal de guerra que no merece ningún respeto”

A su funeral acudieron miembros de la cúpula militar portuguesa y asociaciones de veteranos, así como el presidente de la República (figura simbólica en la política portuguesa) Marcelo Rebelo de Sousa como comandante de las Fuerzas Armadas (aunque su propio partido, el PSD, no ha manifestado condolencias). El gobierno portugués, del Partido Socialista, no envió ningún representante. El ministro de Defensa lamentó su fallecimiento, pero no acudió al funeral.

En definitiva, se pone de manifiesto de nuevo que en Occidente los héroes militares patriotas y anticomunistas, aunque sean negros, son objeto de denigración y humillación a nivel oficial en esta difícil época de principios del siglo XXI, que vivimos, donde el marxismo cultural impone su ley y el marxismo leninismo vuelve a gozar de todas las admiracio

Marcelino Da Mata, el “Rambo de Portugal”, un héroe africano denigrado por el globalismo.

El pasado 11 de febrero murió a los 81 años de COVID el teniente coronel Marcelino Da Mata. Había nacido en 1940 en la entonces Guinea Portuguesa, hoy Guinea Bissau. Era el militar más condecorado de toda la historia del ejército portugués. Estaba en posesión de 5 Cruces de Guerra y era Caballero de la Orden de la Torre y la Espada, la orden de honor más importante de Portugal. Era católico, anticomunista y un gran patriota portugués. Fue conocido popularmente como el “Rambo de Guinea” o también como el “Rambo de Portugal”

Su nombre estará siempre asociado a la “Guerra de Ultramar”, la durísima guerra colonial que mantuvo Portugal en sus territorios africanos de Guinea, Angola y Mozambique contra las guerrillas insurgentes comunistas y nacionalistas, armadas por la Unión Soviética, entre 1961 y 1975. Durante ese período Portugal se enfrentó no solo a las guerrillas conocidas como PAIG, FRELIMO, UNITA y MPLA sino además contra varios estados africanos recién independizados como Senegal, Tanzania y Guinea Conakry, que apoyaban a las guerrillas de los territorios portugueses.

La guerra de Ultramar constituyó un esfuerzo militar y económico enorme para Portugal que movilizó un millón de soldados, en una nación de tan solo 8 millones de habitantes (para hacer una comparación un millón de soldados es también la cifra total de combatientes que movilizó Estados Unidos para la guerra de Vietnam, pero con una población inmensamente mayor). El “Estado Novo”, el régimen de Oliveira Salazar, que gobernó Portugal entre 1926 y 1968, hizo de la conservación de su imperio africano la clave de todo el orgullo nacional de Portugal. Salazar estaba convencido de que, si Portugal perdía su imperio pasaría ser para siempre un país de segundo orden. “Portugal no es un país pequeño”, decía Oliveira Salazar, refiriéndose a que, si se sumaba a su superficie la de sus territorios africanos, que eran de enorme extensión, sobre todo Angola y Mozambique, Portugal se convertía de hecho en el país más extenso de Europa occidental.

Desde pequeño Marcelino Da Mata, educado en el catolicismo, amó a Portugal ya que comprendió que el comunismo nacionalista solo traería la ruina a África, como así fue. Ingresó en el ejército portugués y fue uno de los fundadores de la unidad de comandos llamada “Batallón de Comandos de Guinea” o “Flechas”, formada en su mayor parte por soldados de origen africano, como él. Las unidades de “Flechas”, dotadas de helicópteros y blindados ligeros, se convirtieron a partir de mediados de los 60, en la punta de lanza del ejército portugués y fueron responsables de la mayor parte de las bajas causadas a las fuerzas guerrilleras insurgentes.

Da Mata participó en 2.412 misiones de combate. Entre ellas destacan especialmente tres: la Operación “Mar Verde”, el 21 y 22 de noviembre de 1970, en la que 400 soldados de comandos portugueses y africanos asaltaron por sorpresa Conakry y trataron de derrocar al gobierno de Guinea Conakry, cuyo presidente Ahmed Sekou Touré apoyaba la guerrilla PAIG, de la Guinea Portuguesa y daba cobijo a su líder Amílcar Cabral. Los soldados portugueses estuvieron a punto de capturar a Touré pero este pudo escapar en el último momento. Así pues, los portugueses no consiguieron derrocarle, pero sí, al menos pudieron liberar a 26 soldados portugueses presos en Conakry y destruir la pequeña flota del líder guineano.

También participó Da Mata en la Operación “Tridente”, en la que 100 soldados portugueses fueron liberados de cárceles de Senegal. Y estuvo presente en la Operación “Amatista Real”, en mayo de 1973, en la que se causó gran cantidad de bajas a los guerrilleros del PAIG.  Hacia 1974 los portugueses controlaban las ciudades y la mayor parte de Guinea, de Angola y de Mozambique, pero los guerrilleros mantenían sus reductos en las zonas selváticas, sobre todo en Mozambique. El coronel Raul Folques, otro destacado oficial portugués de las guerras de Ultramar calificó a Da Mata como “ el más excelente y destacado combatiente en las campañas de guerra que mantuvimos entre 1961 y 1975, inigualable en determinación, persistencia, esfuerzo, firmeza de ánimo y coraje”

Portugal se aferró a sus territorios de ultramar, más o menos como España se había aferrado a Cuba en el siglo XIX, y el final para Portugal fue igualmente amargo. Y se debió, en gran parte, a la traición. En el ejército portugués existía desde hacía tiempo una pequeña facción procomunista e izquierdista. Aprovechando que las mejores unidades militares portuguesas estaban en Ultramar, este sector procomunista protagonizó en abril de 1974 la conocida como “Revolución de los Claveles”, un golpe militar comunista que acabó con el gobierno de Marcelo Caetano, que había sucedido a Salazar en 1968, debido a los problemas de salud de éste. El nuevo gobierno izquierdista de Portugal no tardó en dar la independencia a Guinea Bissau, Angola y Mozambique. En las guerras de Ultramar murieron cerca de 8.000 soldados portugueses. Además 2000 civiles lusos murieron asesinados por las guerrillas insurgentes. 800.000 civiles portugueses que residían en África tuvieron que volver a Portugal. La mayoría de los africanos que habían luchado en el ejército portugués fueron masacrados por los nuevos regímenes de sus países.

Da Mata se hallaba precisamente en Lisboa en abril de 1974, recuperándose de un disparo accidental que había sufrido. Fue detenido y torturado por militares portugueses comunistas y tuvo que huir a España. No volvió a Portugal hasta un año y medio después cuando la situación en el país vecino empezó a estabilizarse. Desde entonces los excombatientes portugueses de las guerras de Ultramar, como Da Mata, han vivido muchas situaciones indignas, ninguneados o denigrados por la izquierda como asesinos. Después de mucho tiempo se inauguró en Lisboa un monumento a los caídos lusos en estos conflictos, y es que durante muchos años los partidos socialista y comunista portugués se habían negado a ello.

En 2018 un exmilitar comunista, participante en la “revolución de los Claveles”, Vasco Lourenco, de la asociación “25 de Abril” (y, por cierto, masón reconocido) acusó a Marcelino Da Mata de “criminal de guerra”, acusación a la que se unieron numerosos activistas de izquierda de Portugal. Según ellos durante la operación Mar Verde y en otros momentos Da Mata habría torturado y arrancado genitales a soldados y guerrilleros enemigos. No aportó la más mínima prueba pero Da Mata sufrió una campaña de denigración por parte de la izquierda que le mantuvo en el ostracismo hasta su muerte, como ha recordado Álvaro Peñas, quien también ha señalado como la mayor parte de la clase política portuguesa ha ignorado la muerte de uno de los mayores héroes militares de la historia de Portugal.

Su fallecimiento ha sido lamentado por el CDS, partido de centro derecha y por la supuestamente “xenófoba” Chega, que ha proclamado su admiración y respeto por el teniente coronel Da Mata. El Partido Socialista y la fuerza mayoritaria del centro derecha, el PSD, no han efectuado ningún comentario. El Partido comunista y SOS Racismo han dicho que “Da Mata era un criminal de guerra que no merece ningún respeto”

A su funeral acudieron miembros de la cúpula militar portuguesa y asociaciones de veteranos, así como el presidente de la República (figura simbólica en la política portuguesa) Marcelo Rebelo de Sousa como comandante de las Fuerzas Armadas (aunque su propio partido, el PSD, no ha manifestado condolencias). El gobierno portugués, del Partido Socialista, no envió ningún representante. El ministro de Defensa lamentó su fallecimiento, pero no acudió al funeral.

En definitiva, se pone de manifiesto de nuevo que en Occidente los héroes militares patriotas y anticomunistas, aunque sean negros, son objeto de denigración y humillación a nivel oficial en esta difícil época de principios del siglo XXI, que vivimos, donde el marxismo cultural impone su ley y el marxismo leninismo vuelve a gozar de todas las admiraciones oficiales. También lo vivimos en España, desde luego, como lo vemos con todo lo relacionado con nuestra historia y singularmente con la Guerra Civil y donde posiblemente no tardaremos en que la “memoria histórica” oficial nos hable también de ETA, por ejemplo, como una heroica organización “antifascista” y se instale también la denigración a gran escala contra sus víctimas y contra todos los que la combatieron (de hecho, esta denigración ya ha empezado). Pero la realidad es que la auténtica historia de Occidente nunca podrá olvidar a los héroes verdaderos, entre ellos al teniente coronel Marcelino Da Mata.

RAFAEL MARÍA MOLINA



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10 respuestas

  1. Con Marcelino da Mata -se ve perfectamente en la foto – vemos la realidad una vez más.

    Y lo mismo pasó con la destrucción de los Virreinatos con la masonería:

    Que como la Historia la fabrican los vencedores, los vencedores nos hacen creer que había unos malos, muy malos «extranjeros» que robaban a los nativos su oro, violaban a sus mujeres y no les dejan «prosperar».

    Y unos buenos, muy buenos nativos que están oprimidos por la «extranjeros»…hasta que cansados de tantas humillaciones y tantos saqueos se rebelan y se independizan…

    (Por cierto, es lo mismo que hemos visto con Pujol Ladrón para hacer creer a los catalanes que son robados, humillados y oprimidos por los extranjeros «españoles» y justificar su independencia, su gobierno y su 3%))

    Naturalmente que no.

    Es una manipulación interesada fabricada por las logias.

    La Historia nos dice una y otra vez que hay grupos de personas que, por cualquier razón, quieren seguir siendo parte de la nación, otros a los que les da lo mismo y otros que exigen separarse para apoderarse del nuevo Estado en nombre de la nación soberana y los «valores republicanos» (???)

    No todos los cubanos quisieron la independencia.

    La independencia la exigían los propietarios de las haciendas de caña de azúcar, entonces un cultivo que daba bastante dinero (azúcar = «oro blanco») que querían ser colonia de Estados Unidos porque allí vendían el 90% de su producción y esa era la única manera de asegurarse la entrada libre de su producción y sin aranceles.

    Pero, claro, para arrastrar al resto de la población a una independencia que no quiere (porque sus intereses son muy otros) tiene que engañarla y manipularla con los dogmas ilustrados de «libertad, igualdad y fraternidad».

    A través de las logias y a través de la «prensa libre» controlada por esta oligarquía latifundista del azúcar.

    En Guinea, Angola y Mozambique era igual.

    Hubo nativos que querían ser siendo portugueses, hubo nativos a los que les daba igual y hubo nativos que preferían ser una colonia de la Unión Soviética.

    Como estas guerras de «liberación» son entonces guerras civiles, con ganadores y perdedores, ya habrá alguien que esté tramando como robar las tierras de su vecino (porque es un «traidor a la nación oprimida» y un «colaboracionista con el extranjero invasor») o que esté tramando como vengarse de algún presunto insulto recibido; también en nombre de la libertad, la igualdad y la fraternidad.

    No aprendemos y por tanto estamos condenados a repetir los mismos errores, porque seguimos permitiendo que las logias y los partidos políticos nos engañen.

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  2. IMPORTANTE E INTERESANTE OBITUARIO

    Desgraciadamente en España sabemos bien poco de la HEROICA Guerra de Ultramar libradda por Portugal contra el separatismo marxista en sus PROVINCIAS AFRICANAS.
    NO conozco ninguna publicación -ni en españolni en frances – sobre esta tragica contienda azuzada por el CRIMINAL Imperio Sovietico y sus tentaculos -no olvidemos la quinta columna CUBANA que ensangrento Africa -.
    Descanse en Paz y que el Dios de los Ejercitos le tenga a su diestra un gran catolico y no menos gran portugues.

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    • Sí, porque seguimos creyendo en la propaganda interesada de que «la izquierda es moralmente superior»

      (se supone que porque protege al trabajador del «capital» explotador)

      Por tanto, si los comunistas (los «dictadores proletarios») conquistan un pais o ayudan a desestabilizarlo es siempre en bien de los «trabajadores comunistas» de ese pais y no en beneficio del imperio soviético.

      Así han arruinado todos los paises que Estados Unidos obligó a independizar para que sean colonias comerciales de sus productos industriales, sojuzgando a la población e imponiendo las políticas económicas comunistas, que nunca pueden funcionar.

      La prueba del algodón está en que cuando esos paises abandonaron las políticas comunistas y adoptaron las capitalistas, empezaron a prosperar y a dejar de ser pobres.

      No se engañe por estos envidiosos de clase:

      La llamada «paradoja de la izquierda» es que la función y razón de ser de un partido de izquierdas es hacer que el obrero viva mejor; pero como cuando el obrero vive bien, deja de votar a estos envidiosos, el instinto de conservación del poder y del Partido exigen que el obrero nunca pueda prosperar y siempre tenga que necesitar «ayudas sociales». Si no es imposible manipularle.

      Con estos partidos de la «supremacía mírale», los trabajadores siempre serán pobres y explotados.

      Mira si no el paro tercermundista que tiene España desde 1978.

      (Afortunadamente estos tramposos lo llaman «estructural», lo que significa que si quieren pueden cambiar la «estructura» que crea paro y el desempleo se acaba; como se acabó en Alemania, Suecia o Inglaterra)

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      • Naturalmente no es «supremacía mírale», sino SUPREMACÍA MORAL, que es muy diferente.

        De todos modos, a estos supremacistas inmorales hay que recordarles:

        «díme de qué presumes y te diré de qué careces»

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  3. Dos puntualizaciones a este muy interesante artículo:

    1ª) El de Presidente de la República Portuguesa no es un cargo meramente simbólico, sino que tiene poderes muy importantes, tales como el de disolver la Asamblea Nacional (cortes portuguesas) y convocar elecciones si le parece oportuno, o el de devolver a dicha Asamblea, sin firmarlas, las leyes que no le parecen correctas. Y ambos casos ya se han dado en más de una ocasión, sin que se armara ningún escándalo…¡Menuda diferencia entre el régimen republicano portugués y el monárquico español!

    2ª) El actual Presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, es hijo de Baltazar Rebelo de Sousa, uno de los más importantes ministros que tuvo Oliveira Salazar y, también, último Gobernador colonial de Mozambique. Pero es que, además, el Presidente se llama Marcelo por deseo personal, nada menos, que de Marcelo Caetano (el sucesor de Salazar), quien fue su padrino de bautismo (ambas familias eran muy amigas).
    Todo esto es archiconocido en Portugal…y nadie se escandaliza…
    Quem poderia ser portugues!!!

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  4. Gran Soldado portugués y de Iberia. Luchador hasta el final, contra la peste marxista y masónica que todo lo corroe y que esta incrustada en los gobiernos lacayos del globalismo masón. Dios lo tendrá en la Gloria, por haber luchado siempre en defensa de un Portugal católico y contra los enemigos marxistas de la Iglesia.Descanse en Paz.

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  5. Portugal era un país con una economía muy sólida con Salazar, pero el comunismo tenía puestas sus garras contra ese país y organizó su desestabilización económica y social. So pretexto de la democracia y el descolonialismo, todas las fuerzas subversivas al servicio de Moscú hicieron frente común, causando la separación de todas las vastas provincias portuguesas de África y de Ásia. Trayendo la guerra civil y la pobreza de la que aún no se han recuperado.

    DEP Marcelino da Mata.

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    • La izquierda sabe que cuando el obrero vive bien, no apoya comunistas. Tiene que tener hambre.

      Justo antes de la devolución masonica rusa, hubo una mejora notable de la economía rusa (políticas zaristas de protección de la industria nacional ) y con ello de la condición de los obreros, que ganan más.

      Esto lo critica durante Lenin en un opusculo suyo porque dice que si el obrero está contento nunca hará la revolución.

      De hecho, la «praxis marxista revolucionaria» no es otra cosa que hacer creer al obrero que el burgués le «explota» (le roba). Gracias a la propaganda comunista para crear envidia, resentimiento y odio por ser «explotado», el obrero hará la revolución, esto es, será capaz de matar y morir a la orden del funcionario del Partido, para recuperar lo que el capitalista le ha robado y establecer un sistema de «justicia social» permanente (comunismo liberador)

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  6. Muy interesante información y muy cierta conclusión.

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  7. El problema no es exactamente recordar u olvidar a estas personas.

    El problema esta en que, como pasó antes con la siniestra masonería secreta, hay un grupo de traidores dentro del pais que, en nombre de muy altos ideales, trabaja para el enemigo.

    Hoy ya sabemos que la masoneria estaba destruyendo el imperio español para que Inglaterra y Estados Unidos tuvieran colonias comerciales donde vender sus productos industriales.

    Y que la Unión Soviética estaba haciendo lo mismo y con los mismos fines para robarle sus colonias a los paises occidentales.

    Hoy con el marxismo cultural volvemos a las andadas.

    Traidores como Vasco Lourenço tienen que ser desenmascarados.

    Y sí; habrá que recordar a estas personas como ese Da Mata, aunque solo sea porque la estrategia del marxismo cultural es demonizarlos o borrar su memoria. Y esto es con un fin muy determinado:

    Una manera de destruir los paises por dentro es que las personas que los componen se sientan asqueadas de ser lo que son (ej: por ser «blancos, machos y cristianos»).

    Esta es la técnica que usa la siniestra masonería secreta en España e Hispanoamerica.

    la otra es descabezar sus lideres y héroes, como hicieron los soviéticos con los polacos (matanzas de Katlin)

    Desde la Revolucion Francesa y el reino de las logias no somos mas libres, sino menos.
    por muchos mantras de «libertad, igualdad y fraternidad» que nos obliguen a tragarnos.

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