Alfonso XI de Castilla y León, cuyo reinado efectivo tuvo lugar entre 1325 y 1350, fue uno de los grandes reyes de la España medieval. Dominó a la aristocracia rebelde, pero sobre todo se le recuerda como un monarca guerrero que rechazó la invasión de España por parte del Imperio de Marruecos de la dinastía Benimerin, a cuyo ejército infligió una derrota decisiva en la gran batalla de El Salado, junto a Tarifa, en 1340, además de otras derrotas posteriores. Si el resultado de la batalla de El Salado hubiera sido el contrario, gran parte de España podría haber caído bajo el dominio marroquí, como señalaron todos los contemporáneos, ante las dimensiones del ejército musulmán.

Este reinado goza además de la distinción de haber sido descrito en magníficas crónicas de la época, tanto en prosa como en verso. Ya vimos en otros artículos el Poema de Alfonso XI, compuesto por el monje Rodrigo de Yáñez, (que había participado en la batalla de El Salado) y la Crónica de Alfonso XI, escrita por Fernán Sánchez de Valladolid. Pero en los años 50 del siglo XX tuvo lugar un descubrimiento de gran relevancia cultural e histórica. Fue el manuscrito de la que se conoció desde entonces como “Gran Crónica de Alfonso XI” (por su gran extensión y para distinguirla de la “Crónica” de Alfonso XI, de Fernán Sánchez de Valladolid).

No se conoce el autor de esta “Gran Crónica”, aunque se cree que se escribió posteriormente al reinado del monarca, en la década de 1370. Se trata de una obra muy detallada, rigurosa y de gran extensión (más de 1000 páginas). Describe el reinado de Alfonso XI y sus guerras contra los musulmanes.  Es muy curioso el hecho de que esta obra guarda gran relación con el Poema de Alfonso XI. Sin duda el anónimo cronista autor de la Gran Crónica conoció el Poema y en parte se basó en él, hasta el punto de que parte de la Gran Crónica se puede considerar como una hábil prosificación del Poema. Como señala el experto en literatura castellana medieval, Diego Catalán, el autor de la Gran Crónica consiguió escribir una obra muy coherente y de agradable lectura y “si no relató los hechos tal como sucedieron, sí, al menos, lo hizo, tal como debieron haber sucedido”.

Pero no se trata de una simple puesta en prosa hábil del Poema, si no que es una obra con sentido propio, ya que la Gran Crónica utilizó también información original; de hecho, la Gran Crónica es la fuente principal para numerosos sucesos y episodios que no figuran en el Poema ni en la Crónica de Sánchez de Valladolid. Y otros documentos corroboran el rigor del anónimo autor de la Gran Crónica.

En definitiva, la Gran Crónica de Alfonso XI es otra joya de la literatura medieval castellana e hispánica.

RAFAEL MARÍA MOLINA

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