La Audiencia Naciona ha absuelto a Josep Lluís Trapero, ex-mayor de los Mossos d’Esquadra, al considerar que «no queda acreditado» que diera apoyo a la celebración del referéndum del 1 de octubre del 2017 organizado por el Govern de la Generalitat.

Sinceramente, creíamos que Trapero iba a ser el chivo expiatorio del 1-O, día del glorioso butifarrendum. Pensábamos -y acertamos- que en un plis-plas veriamos (veremos) a los resposables políticos por la calle, habilitados y presentándose a elecciones. Trapero debía ser el pararrayos de la ira de los ciudadanos que catalanes que no comprendían por qué el Estado había permitido llegar a esa situación.

Pero ni eso. La justicia no ha dejado ni migajas para reconocer algún culpable del golpe de Estado. Tampoco es que Companys durara mucho en la cárcel tras su propio golpe de Estado en octubre de 1934. De condenado a muerte a Presidente de la Generalitat en 1936 sólo pasaron dos añitos.

La Justicia ha decidido que Trapero ha lo­grado demostrar su inocencia; que mantuvo a la policía catalana de parte de la justicia y del resto de cuerpos policiales para intentar evitar el referéndum, aunque nunca ocultó que su prioridad era salvaguardar la convivencia aquel día.

Toma ya, se ve que vivimos en universos paralelos, porque los que vivimos esos días, no tuvimos precisamente esa sensación.

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