ANTES

El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, era feliz hace cuatro meses. Tenía un supercargazo adjudicado a dedo. Cobraba una pastón y no tenía más que supervisar y cobrar.

Pero llegó el coronavirus. Y toda España empezó a conocer a un estrafalario personaje que nos hablaba de que nunca habría una epidemia, que esto del «bicho» no era nada. Se reía en las ruedas de prensa, se llegó hasta sacar «burillas» de las orejas en directo. Pero todo eran naderías para él.

… Hasta que pilló el «bicho». Volvió a aparecer al cabo de un mes ante las cámaras. Había perdido unos diez años en apariencia. Pero aún intentaba ser optimista. Decía que había que ser muy cuidadosos con la higiene, pero casi siempre se le veía con la misma camisa y, a veces, la misma chaquetilla que habría sacado del Rastro.

Cuatro meses después, Fernando Simon, parece una anciano desahuciado. ha envejecido de forma escandalosa. Los allegados dicen que está muy cansado. Y lo creemos. Debe ser el primer político de España que, aunque nos haya mentido sin parar, al menos se ha ganado el sueldo.

DESPUÉS

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