Memoria histórica: fijaciones enfermizas. Un caso en Gandesa


estela

En Gandesa andan revueltos. En una estela funeraria de un aviador alemán de la División Cóndor, aparece la cifra 88. Los «hiperpuristas» de la la Ley de Memoria histórica estaban aterrorizados, pues el 88 parecía representar una infame apología de Hitler. De hecho,  la cifra es la abreviación típica del saludo que recibía el Führer (donde 88 equivale a HH). Lo cual ha llevado a pedir que se retire la estela funeraria.

Sin embargo, menos mal que hay alguien con sentido común. Asociar con «Heil, Hitler» el número 88 que consta en la estela funeraria de un aviador nazi ubicada durante años en el espacio público de Gandesa es una mala interpretación, sostiene el alcalde de la capital de la Terra Alta, el convergente Carles Luz.

Gracias al asesoramiento de verdaderos expertos, se ha podido concluir que la  inscripción «3./K 88» que se puede leer, resulta que en realidad es una referencia al escuadrón de la Legión Cóndor al cual pertenecía el piloto Heinz Willer, muerto cerca de Gandesa el 1938 durante la Batalla del Ebro. «Da la casualidad que es el 3./K 88» y no «el 79», resume.

«Ni este gobierno [municipal] ni otros pusieron esta piedra para hacer ningún homenaje a los nacionales ni a los nazis«, aclara el alcalde, especificando que, en primera instancia, fueron familiares del piloto y compañeros de escuadrón quienes, una vez terminada la guerra, ubicaron la lápida fuera de la población, en su punto donde cayó el aviador.

Quizá para evitar que le tache de «fascista», el alcalde que ha demostrado sentido común, se ha plegado a la corrección política: «Desafortunadamente, se había colocado en el espacio público«, dice ahora. Sea como fuere, la presencia de este vestigio bélico en la calle también pasará a la historia este mes de junio porque el alcalde Luz ya ha anunciado su retirada: «La guardaremos dentro [del Centro de Estudios de la Batalla del Ebro], con el otro material«.

Zapatero fue el presidente de Gobierno que consiguió que casi toda España se volviera tonta.



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1 respuesta

  1. No, no fue el patán zapatero el que nos volvió gilipoyas:

    fue la constante y duradera acción del PRECURSOR, Felipe González, el que se dedicó durante 15 años a destruir la economía española, fomentar la especulación del suelo (el «ladrillo») y los nacionalismos periféricos y a descristianizar la nación.

    Bien, tengo que decir que cumplió con sus promesas y que hizo lo que hizo a conciencia.

    Zapatero fue solo la puntilla final a nuestra estulticia.

    ¿A que es muy bueno ser «progresista», «europeísta», «moderno» y demás sandeces compuestas con HUMO para manipularnos mejor?

    Pues sí, muy bueno para el bolsillo de tanto político progresista y para sus familias. Bien que han progresado a nuestra costa. Y sin dar palo al agua, que ya tiene mérito.

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